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A PESAR DE LA LUCHA DIALÉCTICA Y LA CONFRONTACIÓN EN LAS IDEAS DE BASE ENTRE JUAN MANUEL ORTEGA, EDUARDO ANTOJA Y JOSÉ VICENTE MARÍN, TODOS COINCIDIERON EN LAS BONDADES ESENCIALES DEL JUEGO

Indignación por el tratamiento mediático de la Ludopatía

AZARplus

El doctor en Sociología José Antonio Gómez Yáñez intervino y moderó el debate más explosivo de la jornada donde el contraste frontal de posiciones entre dos miembros de la Mesa, el Editor de Honor de AZAR y AZARplus, Juan Manuel Ortega, y el Exdirector Terapéutico de AZAJER, José Vicente Marín, galvanizó el ambiente de toda la Sala en torno a la cuestión de la ludopatía…

Comenzó Gómez Yáñez por ofrecer datos estadísticos sobre el perfil de los clientes de Salones por edades, sexo, estatus social o procedencia nacional o emigrantes, que quizá pudieron sorprender a algunos al derribar algunos mitos (el 34% corresponde a personas de 18-24 años y el estatus social alto y medio suma un 38% de clientes, para entrar en la cuestión clave con la constatación de que solamente el 0,3% de la población se encuadra en el juego problemático, lo cual no representa ninguna alarma social y sitúa a España en niveles comparativos mínimos.

Eduardo Antoja por su parte y como cuarto integrante de la Mesa resaltó que la Industria del Juego es creadora intensiva de empleo y que proporciona un servicio demandado por la sociedad y que si el concepto de Responsabilidad Social se extendiera también a las Autoridades y a los propios ciudadanos y no sólo al propio Sector, esa “hilera” tendría el problema controlado y haría desaparecer el estigma.

Pero la gran polémica estalló cuando Juan Manuel Ortega afirmó no reconocer a la ludopatía como enfermedad. Perfectamente conocedor de que así está declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), recordó que esa calificación fue instada por la Asociación Americana de Psiquiatría y que esa misma organización también sostuvo hasta 1970 que la homosexualidad era una enfermedad. Son “brazos ejecutores de los intereses de las potentes Industrias Farmacéuticas, cuando lo que está claro es que los psicofármacos si que son adictivos”. Ortega continuó afirmando que decir Juego Responsable “es un eufemismo porque el juego no es responsable de nada, responsables son las personas”. En su línea de dureza crítica sostuvo que la participación de ludópatas en los Consejos de Juego era tan inadecuada como hacer participar a los pirómanos en Consejos de Bomberos y que en esa línea se estaba llegando a barbaridades como hablar de pandemia, a la creación de nuevos impuestos “compensatorios” de los males del Juego o a disparates como exigir la retirada de las Máquinas de los bares.

José Vicente Marín defendió el “papel relevante de las Asociaciones de Exludópatas para atender a las personas, cuando las Administraciones se inhiben” y replicó a una expresión del periodista al asegurar que tales Asociaciones “no vivimos de mamandurrias, sino de nuestra actividad”. Reconoció que el “juego es sano constructivo y socializador”, aunque distinguiendo entre el juego lúdico en contraste con el patológico y confirmando posiciones como la de “instruir a los menores de los problemas que hay si se abusa del juego”. Una línea social y argumental que le hizo replicar a Juan Manuel Ortega: “Vuestra supervivencia depende de la repercusión que tenga vuestro trabajo, que es el de crear alarma”.

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