Cosas de familia
Bueno, no es para tanto. A un hijo, a un amigo, a un cuñado, a una amante, a un socio y hasta a un concejal cualquiera se le puede perdonar todo, por muy mal que nos lo haga pasar. Las meteduras de pata de doña Pilar Platero en el Congreso de los Diputados son sólo una gota de agua comparada con el océano de problemas que tiene el actual Gobierno…
Bueno, no es para tanto. A un hijo, a un amigo, a un cuñado, a una amante, a un socio y hasta a un concejal cualquiera se le puede perdonar todo, por muy mal que nos lo haga pasar. Las meteduras de pata de doña Pilar Platero en el Congreso de los Diputados son sólo una gota de agua comparada con el océano de problemas que tiene el actual Gobierno.
Por eso, yo propongo a don Cristóbal que aplique la resignación cristiana a este suceso y, como mucho, se encomiende a la Virgen del Pilar a la que su Gobierno otorgó una Condecoración en el mismo Consejo de Ministros, que también trató el tema de los premios que nos ocupa. Favor, con favor se paga y, así en la tierra como en los cielos, seguro que será generosamente recompensado. No debe ser baladí que se pase el día mirando a las nubes, como hacía Zapatero.
Como hombre cabal que es, como reconocida persona amiga de sus amigos, don Cristóbal no debe pedir explicaciones a su exsocia y, sin embargo, amiga. Esto del Juego y los impuestos es un tema lioso, complicado incluso para una Subsecretaria de Hacienda. Pasarse años intentando asesorar a los poderosos que quieren pagar menos impuestos y, de la noche a la mañana, verse en la desagradable misión de perseguirlos e intentar pillarlos es tarea difícil, que no está al alcance de cualquiera.
Además, reconocer que los billetes de Lotería se utilizan para el lavado de dinero negro y la evasión de impuestos tampoco es algo del dominio público. Al fin y al cabo es un hecho anecdótico reciente que sólo se lleva haciendo doscientos cincuenta años. Y eso habría que agradecérselo a doña Pilar. Su perspicacia debe ser reconocida como la propia de quien puso fin a dos siglos de miopía crónica de los altos cargos de Hacienda.
Yo se que a don Miguel Martinez no le habrá hecho mucha gracia lo de doña Pilar Platero, pero recomiendo al Presidente de SELAE que permanezca inmóvil ante el toro y atento a la pantalla. No debe caer en la tentación de enredar el tema con Montoro por muy cuñado suyo que sea, porque estas cosas acaban afectando a la familia y lo único que falta en esta historia es que al final la prensa acuse de nepotismo al Ministro de Hacienda.
Finalmente, por pura curiosidad intelectual, la señora Platero debería abrir el lazo de la inextricable definición de “gente media” para que los españoles todos sepamos a quién o a qué se refiere, porque aquí la música desafina. No sea que algún mal pensado pueda creer que la Subsecretaria está convencida de que Hacienda pueda hacer lo que le salga de los cojones, mientras los españoles no se enteren. ¡ Menudo argumento! Esto de la Política cada día se parece más al Cine. Lástima que en esa cartelera política sólo existan películas cómicas o de terror.
Me parece un enorme acierto como el bisturí de Ortega le entra una y otra vez a los cánceres de nuestro Sector. Ante numeritos como el de Pilar Platero en el Parlamento, los ciudadanos, sobre todo los directamente afectados, no sabemos si sentir indignación y vergüenza ajena o partirnos de risa. Pero la mejor fórmula es la de Ortega que con esos indigestos elementos hace una espléndida ensalada informativa… que no puede negarse a paladear ni el mismísimo Montoro.
A ti Ortega si que habia que hacerte Ministro y a Jacqueline, Subsecretaria… Claro que la Historia demuestra que siempre se acaba igual cuando se tiene el Poder…
Pues yo no veo cual es el problema ni el embolado al que se refiere Ortega.
1. La gente media o no media sabía que los premios de Lotería estaban exentos de tributar en IRPF ( o sean, que se ingresaban “limpios” en el bolsillo, sin descuento ninguno). Yo creo que lo que está diciendo la Subsecretaria es que a la gente que estima que va a ganar un premio , no deja de jugar si a partir de ahora los premios se cobran con descuento.
2. Los que se quejan de esta medida no son los “jugadores” medios o no medios, sino los de siempre, o sea, los loteros, pero si analizamos las quejas de los loteros esta vez ( Vease AZARPLUS que facilitó el escrito de queja que plantearon de forma inmediata), no inciden en que se va a recaudar menos, sino en que ellos van a tener que asumir ciertas obligaciones de gestión (al pagar los premios), lo cual es molesto, y por eso iniciden en que solo se aplique a los premios de más de 5.000 euros, y que la retención la hagan los bancos.
3. No es un escándalo decir lo que tambien todo el mundo sabía repecto al tráfico de billetes premiados. Que fuera un blanqueo “ocasional” o “generalizado” casi es lo de menos. Ahora lo van a tener más difícil, y es lo que cuenta.
4. Si a eso añades que el propio Partido Socialista estaba de acuerdo con esta medida ( según el Documento que tambien aportó AZARPLUS), entonces no solo es un patinazo, sino que es la única medida de consenso de los dos partidos mayoritarios que parece pueda darse, además de aquel que modificó la Constitucion en 2011 para poner la deuda española como preferente a cualquier otra obligacion de pago como pensiones y salarios a los funcionarios.
Cuestion distinta es lo que se va a recaudar realmente por este concepto. Veremos
Yo no sé si la Subsecretaria de Hacienda decide que la gente es “media” por su peso, por su edad o por su estatura, pero se ve que ella como por desgracia tantos políticos de este país, no sabe lo que es la calle y la gente que a “medias” entre la crisis y la esperanza andamos por ella. Lo de gravar los premios de lotería ya lo intentó Rodrigo Rato en 1998 y fracasó, pero entonces ya no había nadie, por muy mediano que fuera, que no supiera que esos dineros y esos premios se blanqueaban. En cuanto a la otra parte del embolado, que dice Perry Mason, me parece que el comentario de azarplus apunta en la mejor dirección: funciones contracorriente de los actuales responsables públicos con sus trabajos privados anteriores, cuñadeos en las cúpulas políticas y sesiones parlamentarias que no podemos calificar de medias sino, y piadosamente, de mediocres. Porque mediocre es que toda una Subsecretaria de Hacienda diga que SELAE no perderá competitividad con el nuevo gravamen, por muy amiga y exsocia que sea de su jefe. Por lo demás, ha asumido como dice azarplus lo que ningún otro miembro de cualquier gobierno había hecho en la democracia: reconocer que las loterías del Estado han sido también una fuente donde lavar dineros procedentes de la corrupción,la droga y los más sucios e inconfesables negocios.
A mi lo que me come la moral es que además de tratarnos como a tontos, piensen realmente que lo somos. La Lotería ha sido, es y será un impuesto adornado de suerte. El decir que “el 55% va para premios” es con suerte si se cobran y no se los ha jugado la propia Lotería porque no se ha vendido ni el 20% de la emisión. ¿Alguien se ha percatado lo jugoso de los premios no cobrados al final del año?
Es decir, de primeras ya el 45% para la hucha y no contentos con esto, ahora un 20% más de los premios “grandes”. Claro dirán que como le ha tocado mucho, no le importará al ganador (que remedio).
Pero ¿que pasa con el Euromillones de 200 M€? El 20% son 40 M€ del ala que le birla Hacienda al resto de Estados porque que yo sepa, eso debería ir destinado para premios. Dirán que la fiscalidad en otros países es similar, que esto no es nuevo, que en Estados Unidos… todo es justificable, pero cambiar las reglas del Juego sobre la marcha, no es de recibo.
En fin, que si fuéramos listos este año deberíamos de jugar todos a la Lotería que siempre toca: la de dejar los cuartos en el bolsillo. ¿Y si toca aquí? Pues si toca aquí, que le vamos a hacer porque al que siempre tocará es al Estado y a Hacienda, que como somos todos…
Si al menos me dijeran que es para mantener la sanidad o la educación podría aceptarlo, pero para pagar coches oficiales y morralla corrupta, me niego. No me tocará pero de mi parte no se nutrirán.