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Apocalipsis

Muchos parecerán ser los llamados, pero pocos engordarán el saco de los elegidos. Plagas, como las que asolaron el Egipto bíblico, transformarán nuestros rostros en amarillentos e inexpresivos emoticonos y no habrá Profetas, ni Moisés, ni Mesías capaces de frenar la colosal maquinaria de exterminio que ya se ha puesto en marcha.

Muchos parecerán ser los llamados, pero pocos engordarán el saco de los elegidos. Plagas, como las que asolaron el Egipto bíblico, transformarán nuestros rostros en amarillentos e inexpresivos emoticonos y no habrá Profetas, ni Moisés, ni Mesías capaces de frenar la colosal maquinaria de exterminio que ya se ha puesto en marcha.

Cuando el fin de los tiempos sectoriales enseñe las garras completas de su furia, ni siquiera habrá un momento para erigir un cenotafio que nos recuerde bajo la ingeniosa leyenda de la muerte con las botas puestas. Calzados sí, pero sombríos y arruinados también…

Serán días para el recuerdo, mientras investigamos minuciosamente en los laberintos de la memoria y recopilamos los estériles afanes que desembocaron en los mares del oprobio. Primero chulos, después putas y más tarde rentistas de camas gratuitas. Acabaremos intentando vender los silos de la caspa almacenada por la molicie empresarial y los trescientos secretarios generales se sacarán un ojo para vender cupones al grito de los iguales para hoy.

La aniquilación alcanzará también al universo de las fotocopias administrativas y los reguladores más ilustrados buscarán la máquina del tiempo para viajar al pasado y optar a una plaza en el Colegio de niños cantores. Los contables olvidarán su antigua majestad y consumirán cachazudas horas escudriñando las cuentas de su hoja mensual del subsidio cursado, eso sí, por algún ludópata rehabilitado.

Y en cuanto al sexo, lo más parecido será el punto pelota al que nos hemos visto abocados como garantes del inevitable Apocalipsis que ya enseña sus llamaradas, en un vano intento de competir con las luces de EuroVegas. Al final, terminaremos siendo lo que nunca quisimos ser. Ustedes perdonen.

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NOVOMATIC

7 Comentarios

  1. No me extraña que baje la Lotería Nacional. ¿Quién va a querer un juego que se queda de entrada la mitad por jugar y si t toca un 20% más y que además ahora va a dedicar su dinero a darselo a los Bancos para reflotarlos a costa de los mismos a los que han engañado con sus preferentes y sus sueldazos? Que el monopolio desaparezca es solo cuestion de que la gente se informe y de que el mercado sea de verdad libre como dice la Constitución.
    Ortega está estupendo pero ya nos contara qué puede hacer un operador medio en este panorama.

  2. Al Sr de la ONCE sus ventas han bajado cerca del 20% y no de un 7,5% ya que si la LAE pierde clientes la ONCE lo multiplica, a ver si hacen una auditoria externa y miran los numeros que estan falseados de una vez por todas y no se queje de los juegos online que estan regularizados, lo que pasa es que queremos es seguir llenandonos los bolsillos a costa de la ludopatia de los rascas y nos importa un rabano que un pensionista se deje toda su pension en un juego que si crea ludopatia. La ONCE deberia desaparecer que chupa mucho dinero publico.

  3. No Ana, la ONCE no tiene que desaparecer, si sus chupones como estos de la foto, y su sindicato amarillo que tienen a la ONCE arruinada, ellos nunca tienen la culpa de nada. Sus liberados de ugt, que cobran tanto como el mendez, eso si es una vergüenza.

  4. Pues señor Jesús Alberto le digo respetuosamente que yo si estoy de acuerdo con Ana y me explico, la ONCE si debe desaparecer, si ha llegado a esta situación tan lamentable es porque todo su colectivo lo aplaude o mira hacia otro lado los grandes problemas que tienen, ya que siempre les han dado los peces pero nunca les han enseñado a pescar, la ONCE no es viable económicamente y nunca lo ha sido siempre ha estado al amparo del estado, tampoco socialmente su supuesta labor de muy dudosa reputación porque no hacen nada con los discapacitados, solo es una gran máquina de recaudación y despilfarro con el cuento chino de la discapacidad y con un alto ánimo de lucro, al Estado y a todos los ciudadanos españoles nos saldría más rentable que los poquitos discapacitados que en realidad tiene la ONCE como empleados hacerse cargo y les protegiera mucho mejor seguro de lo que lo hace la ONCE y así acabaríamos con un monopolio ilegal al servicio de unos cuantos vividores y explotadores de discapacitados

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