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Melancolía

Los grandes esfuerzos inútiles o estériles conducen indefectiblemente a la melancolía. Esa tristeza profunda, sosegada y permanentemente vaga, la sufren por igual tanto los espíritus inalcanzables como los sustentados en la idiotez crónica. La vejez y algunos sentimientos, acaban por igualarnos a todos… El amor, ese fogonazo circunstancial , sabe mucho de melancolías y renuncias. Listos y tontos hablan legítimamente del sentimiento amoroso confundiendo a menudo la intensidad con la realidad… Y no es que el amor sea ciego, como se dice, sino que generalmente olvida que su punto de partida nace de una insuficiencia…

Los grandes esfuerzos inútiles o estériles conducen indefectiblemente a la melancolía. Esa tristeza profunda, sosegada y permanentemente vaga, la sufren por igual tanto los espíritus inalcanzables como los sustentados en la idiotez crónica. La vejez y algunos sentimientos, acaban por igualarnos a todos… El amor, ese fogonazo circunstancial , sabe mucho de melancolías y renuncias. Listos y tontos hablan legítimamente del sentimiento amoroso confundiendo a menudo la intensidad con la realidad… Y no es que el amor sea ciego, como se dice, sino que generalmente olvida que su punto de partida nace de una insuficiencia…

Esa es la clave de todo. Estructuralmente hablando, el amor a una persona, a un perro, a un trabajo o a un Sector es exactamente igual en todos los casos. Hablo de ese complemento emocional que repara nuestras limitaciones y nos abre el escenario de una realidad que, siendo de todos, nos pertenece a nosotros mismos. Eso es lo que constituye su grandeza y su miseria. ” No hay ansias de vivir, sin desesperación por vivir “ escribió un jovencísimo Camus... ” No hay ansias de amor a un Sector, sin desesperación por la realidad que percibimos de ese Sector “ digo yo…

Advertirán que ya me he declarado amorosamente vinculado al Juego. Lo hago con una inmensidad que no admite sus defectos… Pero los tiene y hay que vivir sobre la tierra de ese Getsemaní regado con sudor y lágrimas de sangre…Lucho por que encontremos otras formas de labranza en el huerto sectorial. Lo intento hacer desde la independencia y la libertad, dos valores con demasiada frecuencia incomprendidos en nuestro Gremio… A veces tengo que pagar el alto precio del llanto melancólico por mi absurda apuesta a un jamelgo ganador…

Hambriento, desgarbado y flaco, como ese Sector al que amo, me refugio en Benedetti como el gato cerca de la estufa… ” … aquí lloramos todos. Gritamos, berreamos, moqueamos, chillamos, maldecimos …porque es mejor llorar que traicionar… porque es mejor llorar que traicionarse…”

Traicionar y traicionarse… Eso, o la melancolía…Ustedes perdonen.

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NOVOMATIC

4 Comentarios

  1. El editorial de ayer era grosero y faltón, pero hoy es profundo y bello. Recibe Ortega la felicitación de un operador melancólico que sabe de lo que hablas.

  2. Y ¿es mala compañera la melancolía? No lo creo. La tristeza no es melancolía pero esta si puede ser una sensación tan diluída, profunda, sosegada que ayude a los espíritus escépticos a pervivir.
    ¡Enhorabuena por sus líneas, Ortega!

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