Juan Padrón

Nos regaló una grandeza inapelable que siempre estuvo envuelta en la sencillez. Le recordaremos por sus numerosas hazañas empresariales pero, sobre todo, por sus eternas sonrisas de cercanía… Con su último suspiro, Juan Padrón nos ha invitado a todos a un viaje transversal por la dilatada Historia del Sector… Eso es lo que me pide un corazón y un alma todavía estremecidos por la noticia… Su Grupo, sus Negocios, su Fortuna acumulada, sus mil doscientos empleados, son sólo una consecuencia de lo que fue su dinámica vital… Lo otro es mucho más importante…No era lo que tenía, sino cómo demostraba su personalidad…La cantidad se doblega ante la cualidad y en la memoria se almacena ahora la calidad que le hizo grande entre los grandes…

Nos regaló una grandeza inapelable que siempre estuvo envuelta en la sencillez. Le recordaremos por sus numerosas hazañas empresariales pero, sobre todo, por sus eternas sonrisas de cercanía… Con su último suspiro, Juan Padrón nos ha invitado a todos a un viaje transversal por la dilatada Historia del Sector… Eso es lo que me pide un corazón y un alma todavía estremecidos por la noticia… Su Grupo, sus Negocios, su Fortuna acumulada, sus mil doscientos empleados, son sólo una consecuencia de lo que fue su dinámica vital… Lo otro es mucho más importante…No era lo que tenía, sino cómo demostraba su personalidad…La cantidad se doblega ante la cualidad y en la memoria se almacena ahora la calidad que le hizo grande entre los grandes…

A las pocas horas de su muerte, Juan comparte ya destino y ubicación en el recuerdo colectivo del microcosmos sectorial… Albañil, latonero, afilador,pescadero, taxista, camarero y finalmente hombre del Juego… Su biografía es de similar corte a la de otros grandes que también se han ido o todavía están entre nosotros… pertenece al grupo de hombres irrepetibles, acuñados en una España de posguerra que supieron romper los moldes de la pobreza a la que estaban condenados… Inteligencia y determinación, sabiduría innata que oponer al azar del nacimiento…

Sólo unos pocos privilegiados asumen que se puede ser muchas cosas cuando se comienza sin nada. Este hombre que aprendió a leer en un mes, que se casó debiendo el traje de novio, que lloró lágrimas de sangre en la vergonzosa descolonización del Sahara,que tuvo que robar un carnero para sobrevivir y que perdió todo su dinero frente a unos trileros desalmados, siempre tuvo claro su horizonte… “ Creo con firmeza que el hombre serio, el hombre honrado, nunca fracasa definitivamente “ dijo en una entrevista hace un par de años… Y así lo demostró a lo largo y ancho de sus 81 años de vida…

Una vida plagada de incertidumbre, sacrificios, dolores y grandes alegrías… En 1976 le pidió cuatro máquinas a Juan Paredes para volver a comenzar y aquel legendario ” Petaco” le envió cuarenta, pagó los impuestos aduaneros y se presentó en Las Palmas para prestarle un millón de pesetas… Eran los tiempos, los usos y las costumbres que se echan de menos… que no han vuelto, ni volverán… Ahora que la grandeza se vincula al Ebitda, la desaparición de Don Juan Padrón supone también una nueva oportunidad de recordarle en el contexto de lo que éramos… Se es grande, cuando los valores de la amistad, la lealtad y el compromiso se anteponen siempre a otros intereses del humano egoísmo…

Juan Padrón ha muerto rico por su dinero e inmensamente rico por su familia, sus amigos y sus recuerdos… Recuerdos que, muchos como yo, conservaremos eternamente… Adiós Juan, llena de sonrisas el más alla y descansa en paz.