Iglesias & Rivera

Évole “bananaliza” la política, la degrada haciendo un chusco y chabacano debate con dos protagonistas facilones y deseosos de decir mensajes bien aprendidos como dos universitarios a punto de enfrentarse a un examen, y fabricados exclusivamente para aprobar la asignatura.

No me creo nada de lo que dicen que van a hacer Rivera e Iglesias, suena bonito y ellos mismos saben que no podrían hacer casi nada de lo que dicen querer hacer; porque no sabrían ni podrían hacerlo. Nuestro sector ? veo difícil que piensen algo original y sean capaces de ponerse de acuerdo.

Si comparamos la política con el juego : Si en nuestros políticos tenemos que pensar que es un valor positivo LA EXPERIENCIA QUE TIENEN EN GOBERNAR Y GESTIONAR, como sugiere el comentario 1, es que estamos ciegos y sordos. Esa experiencia ha sido, es y será nuestra desgracia. Mejor que se ponga en su puesto cualquier becario o novato sin semejantes EXPERIENCIAS.

Si el comentarista número 1 piensa que lo mejor para España es que sigan los mismos señores expertos y maduros que llevan toda la vida robándonos, pues que siga votándolos y nos deje de sermones viejos a los que queremos oír y ver que se hacen cosas nuevas en nuestro país.Por lo demás,estoy de acuerdo con él y el señor Ortega creo que lo deja claro, al hablar de gritos tarzanescos y lloriqueos en los periódicos o en los despachos del Poder.Esa forma antigua y ridícula de entender la representatividad del sector no deja de ser una cortina de humo para no afrontar los verdaderos problemas que tenemos.Y si hay que buscar becarios inteligentes limpios y sin experiencia para que nos saquen del hoyo pues será mucho mejor que mantener a inútiles superexpertos en lloros y moqueos.A mi también me parece de vergüenza ajena lo del 10% de impuestos que leo hoy, aunque seguramente cuente con el aplauso de todos los que descalifican a Iglesias y a Rivera.Usted en eso parece ser una excepción y debería postularse para dirigente sectorial, si el peso de los agravios con los que parece cargar, se lo permiten.Un saludo

Como casi siempre la Editorial de hoy es buenísima. Hablando de Política y Políticos el señor Ortega dibuja un escenario del Juego en el que los profesionales debemos valorar la nueva simbología. Muy inteligente, sí señor.

Completamente de acuerdo con el editorial y los comentarios 4 y 5.El sector necesita esperanzas nuevas para superar una situación tan catastrófica a la que nos han llevado esos gestores experimentados que alaba el comentarista número 1.

Ortega tiene razón : Haciendo donaciones a FAES ni se ha resuelto el problema del tabaco, ni el resto de problemas que tenemos como Sector.Hay que buscar caminos nuevos.

Yo no creo que Pablo Iglesias alcance la Presidencia del Gobierno, pero sí creo que está al alcance del señor Rivera en algunas próximas Elecciones. ¿ Alguien sabe que piensa este señor sobre el Juego ?

Por mucho que se alabe y eche en falta a la “nueva política”, me da que el sector se siente mas cómodo en la vieja política, esto es, en la de las jornadas (improductivas) e inaguraciones, rindiendo pleitesia a los políticos de turno (la mayoria de las veces sin una preparación mínima), con acitud cuasimendicante en demanda de cambios regulatorios “si ud. lo tiene a bien autorizar”.
Ese respeto reverencial hacia el poder lo han mamado las generaciones que tienen empresas de juego, la mayoria de ellos con mas de 50 tacos, y nada tiene que ver con una administración moderna y unos ciudadanos (que no súbditos) exigiendo sus derechos.

Se sigue echando en falta un verdadero cambio de 180º en la forma y en el fondo de las cosas….

Puedes estar seguro querido Ortega que si El Coletas gana las elecciones va a machacar al negocio del Juego. Los de sus ideas ya han ddemostrado que nos confunden con la Mafia. A lo mejor es muy fuerte para una Democracia cerrar los casinos y prohibir las maquinas pero es lo que les apetece y ya buscaran la formula……
Asi que tú veras si votas con el corazón o con tu criterio.

Ortega, baja al ruedo.

Métete a político que es en lo que se ha convertido tu columna, en pura política.

No seré yo quien te vote, tus ideas y a los que defiendes sería el final del sector, como dice la anterior opinión n 11, coletas significa cierre, no hay coherencia en absoluto en sus ideas.

Antes de que lo “premiaran” con la colocación de una bomba, quiero recuerdar un artículo aparecido en la revista satírica El Jueves. Justo en la sección “El profesor Conjonciano”. El artículo, siempre en referencia al sexo, discutía a lo largo de dos páginas acerca de la bondad del tamaño del miembro viril. En aquellas viñetas, el profesor, argumentaba aquello de… el tamaño no importa… en los grandes lienzos y en las obras más representativas, siempre ha sido el pincel pequeño quien ha perfilado los detalles. Es más, argumentaba dicho profesor que la mujer… sufría menos y disfrutaba más. Su interlocutor, abriendo desmesuradamente sus ojos, se atrevió a preguntar… Y tú, como la tienes? El circunspecto profesor respondió con gran dignidad… Pequeña, por supuesto… o acaso piensas tú que si no fuera así… perdería el tiempo en argumentar tan vehementemente el tema.

Entiendo que, quien ha escrito tan prístina argumentación sobre a experiencia empresarial, debe conocer bien cómo funciona el mundo empresarial. Bien, tal vez lo que ha olvidado claramente que, quien ostenta el poder (unos pocos) normalmente, lo hace sin contemplaciones. Lo suyo es el poder por el poder, para eso la empresa es suya. Las ideas, aquellas sin experiencia… pero ideas al fin y al cabo (y casi siempre innovadoras) acostumbran a venir de los “becarios” que, por cierto, cobran poco y hacen el trabajo de los que en medio, los ejecutivos con experiencia, que esperan pacientemente a que se rompa su “techo de cristal” para acceder al poder. Naturalmente, durante ese tiempo filtran las ideas del “becario” y las argumentan o modifican según el lenguaje no verbal del “amo” de turno. Otra cosa es que las impulsasen, pero ya se sabe… el miedo es el peaje que se paga por la seguridad.

Los becarios son los amos del futuro. Pero han de hacer su recorrido para llegar a ello, y no digo que han de ser tutelados pero al menos compartir aquellos conocimientos y experiencias positivos y desdeñar los negativos de los que lo gestionan y han hecho ya ese recorrido. Dirigir un país no es como dirigir un ayuntamiento, ni una comunidad o una diputación, per hacer trabajos o tener puestos en estas instituciones enseña lo que es gestionar lo público. Muchos becarios están mas preparados que algunos gestores actuales, pero no es igual leer un libro que llevar a la práctica lo leído porque hay contingencias que no te las cuentan en los libros de texto, ni siquiera los profesores en las universidades. por eso existen cada vez mas las prácticas como parte de una carrera universitaria. Con esto lo que quiero decir, es que no se puede cerrar el paso a los nuevos, jóvenes y menos expertos, porque de alguna manera han de llegar a ser los amos, los gestores los que dirijan, empresas y la política, y en muchos casos serán mejores y superaran la gestión de los ahora mayores y mas experimentados. Estas prácticas y la experiencia de hacer las cosas les permite a los nuevos dejar al lado utopias y enfrentarse con la cruda realidad, para lo que seguramente muchos estarán mejor preparados y aportaran nuevas ideas y mejores soluciones. Otra cosa es la ética y el comportamiento leal de los gestores, los antiguos y lops nuevos, porque eso es inherente con los valores que tenga cada individuo y en el caso de la política su vocación de servir al ciudadano sin pensar en su enriquecimiento o mejor vivir, que prevalece mas en el mundo de la empresa y los negocios, que está bien siempre que no se rompan las reglas morales y éticas, y con ello respetar la legalidad establecida. En cualquier caso y como en la política la entrada o no de nuevas generaciones depende por un lado de los electores y después de que los elegidos permitan la entrada de esta savia nueva, hemos de esperar y observar como se desarrollan los acontecimientos. El deseo debe ser que el resultado sea el mejor para bien de todos, no de unos pocos según quien gobierne.