Baleares

Una intempestiva nevada y la fatal colaboración de mi inoportuno estado de salud, han impedido que asista hoy al primer Congreso de Juego de Baleares como era mi deseo. En estos tiempos sectoriales de entropía, decadencia y fatales desenlaces, me parece magnífica cualquier idea que pase por reunir a los empresarios en torno a un foro de interés común.

Una intempestiva nevada y la fatal colaboración de mi inoportuno estado de salud, han impedido que asista hoy al primer Congreso de Juego de Baleares como era mi deseo. En estos tiempos sectoriales de entropía, decadencia y fatales desenlaces, me parece magnífica cualquier idea que pase por reunir a los empresarios en torno a un foro de interés común.

Basaba mi especial interés en varios aspectos. Quería conocer a las Autoridades de las islas y fundamentalmente al Vicepresidente del Gobierno, del que sólo me cuentan cosas buenas relacionadas con el Sector como así lo confirma su presencia en el Congreso. En mi agenda del día también había hecho planes de conversación con algunos empresarios presentes y, como es natural, estaba preparado para exponer la ponencia sobre Su Excelencia el jugador, verdadero destinatario del Juego y razón de ser de nuestra Industria.

Tiempo habrá de exponer este mensaje al Sector, cuyo epítone se basa en intentar rebatir la idea generalizada de que el jugador es idiota y que vive en los caladeros infinitos de la abundancia. Creo sinceramente que, a nivel general, muestro gremio ni se interesa, ni conoce, ni mucho menos entiende a sus clientes…Y ese es el origen de muchos de los problemas que hemos padecido y algunos que todavía sufrimos.

Convencido de que el año que viene habrá un segundo Congreso en Baleares, sólo me resta brindar hoy por el éxito seguro de una primera convocatoria tan oportuna, como necesaria. Feliz Congreso.