El improbable sueño de una noche de Otoño

Hallábase el anciano Monarca con humildad postrado en la Capilla de Palacio. Rezaba por su querido pueblo y de sus regios ojos brotaban lagrimas de contrición. “ Perdóname Señor por los elefantes muertos , mis largas horas de disipación y los gozos de buena compañía… Bien sabes, Señor que estoy muy arrepentido y que no volverá a suceder… En justa correspondencia, prometo hacer todo lo posible por librar a mis súbditos de los pecaminosos placeres de EuroVegas y siempre recibiré a la Fundación ONCE y a su Roja Coja…, pues bien sé, oh Altísimo, que ellos serán llamados a tu diestra por haber demostrado saber vivir como Dios…” …

Hallábase el anciano Monarca con humildad postrado en la Capilla de Palacio. Rezaba por su querido pueblo y de sus regios ojos brotaban lagrimas de contrición. “ Perdóname Señor por los elefantes muertos , mis largas horas de disipación y los gozos de buena compañía… Bien sabes, Señor que estoy muy arrepentido y que no volverá a suceder… En justa correspondencia, prometo hacer todo lo posible por librar a mis súbditos de los pecaminosos placeres de EuroVegas y siempre recibiré a la Fundación ONCE y a su Roja Coja…, pues bien sé, oh Altísimo, que ellos serán llamados a tu diestra por haber demostrado saber vivir como Dios…”

En la soledad de la Capilla el silencio, sólo interrumpido por la inestable brisa del exterior, era el propio de un mausoleo o del preludio de una partida de Bingo. Recordó entonces Su Majestad a uno de sus primeros Ministros. Un tal ZP que aseguraba que la Tierra sólo pertenecía al viento…

Reconfortado ante un recuerdo tan bello, el anciano Monarca alzó su vista viendo cómo un cáliz de oro comenzaba a resplandecer entre la viveza de un fuego cegador. Asombrado por tal prodigio comprobó, con cierto estupor, que el oro derretido tomaba inequívocamente forma de zarza… Sólo puede significar que Dios, como sucedió con Moises, ha escuchado mis plegarias…pensó Su Serenísima Majestad.

Y, efectivamente, de la zarza salió una imponente voz que dijo: “ Búscame un solo político que haya devuelto un recibo de gas o un solo Banco que no haya contribuido a lavar billetes de Lotería y tus deseos serán cumplidos “

Dicho y NO hecho. Mejor olvidarse, no fuera a ser que se convirtiera en estatua de sal… El anciano Monarca cogió una de sus motos, se puso el casco y se fue al Casino Gran Madrid, donde se encontró con alguna de sus antiguas amistades y conoció, aunque no en el sentido bíblico, a la Perla Negra que estaba echando un vistazo a Planet Póquer pero con las tetas tapadas.

Esto del Juego es tan aburrido como un Consejo de Ministros o una reunión con Artur Mas, debió pensar… Porque transcurridos unos pocos minutos, abriéndose camino entre varios miles de chinos, devolvió la chaqueta alquilada y se marchó a su casa donde se puso a jugar en PokerStars.

… Y en ese momento, cuando el anciano Monarca atacaba con una trucha de sietes, yo escuché un odioso y estentóreo despertador digital. Todo había sido un enrevesado y absurdo sueño… O quizá una premonición, pensé.