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En EXCLUSIVA para AZARplus el letrado realiza un esclarecedor recorrido sobre esta iniciativa que tantos ríos de tinta ha generado

El Proyecto Hard Rock: Carlos Lalanda profundiza en las razones de esta “historia interminable”

Carlos Lalanda

Carlos Lalanda, socio fundador de Loyra Abogados, firma este artículo en el que arroja luz sobre el tumultuoso panorama político y económico que rodea al proyecto Hard Rock Entertainment World en Cataluña. En un contexto marcado por la disolución del Parlamento catalán y la convocatoria de nuevas elecciones, Lalanda examina con agudeza los desacuerdos presupuestarios que han llevado a un punto muerto en la aprobación de los presupuestos autonómicos. Destacando la controversia en torno a una partida de 120 millones de euros destinada al proyecto turístico, que contrasta con el presupuesto total de 43.700 millones de euros, Lalanda señala cómo este desacuerdo económico se ha convertido en un símbolo de las tensiones políticas y los intereses en juego en la región.

Hard Rock Entertainment World, una historia interminable

La concatenación de causas que han dado lugar a la disolución del Parlamento de Cataluña, y la celebración de nuevas elecciones autonómicas en el próximo mes de mayo se ha justificado en el desacuerdo por una partida presupuestarias de la Generalidad para 2024 relativa al desarrollo del denominado ahora Proyecto “Hard Rock Entertainment World”.

Parece ser que, estando de acuerdo en casi todo lo demás, el partido Comuns no admitió la partida de 120 millones de euros destinados a la adquisición (más bien a la adquisición temporal.- puente) por parte de INCASOL (entidad pública catalana), de los terrenos donde se ubicará el Centro Turístico, para traspasarlos inmediatamente después a la entidad adjudicataria de la autorización ya concedida hace 6 años en 2018, y que incluye un nuevo casino alojado en las instalaciones de un gran hotel e instalaciones complementarias. El Presupuesto de la Generalidad total presentado y frustrado ascendía a 43.700 millones de euros.

Los Presupuestos no se han aprobado por tan ínfimo desacuerdo económico, pero esta circunstancia ha sido aprovechada por el partido gobernante ERC para convocar anticipadamente nuevas elecciones autonómicas antes de que finalizara el plazo ordinario de la legislatura anterior.

¿Cómo es posible que una partida de 120 millones de euros haya condicionado la aprobación de un Presupuesto de 43.700 millones de euros, que supone mínimos riesgos para la Hacienda catalana?

¿Qué es el Proyecto Hard Rock Entertainment World, en qué estado se encuentra, y por qué no se ha puesto todavía la “primera piedra” desde que se concibió, allá por el año 2012, y se autorizó en 2018?

Estas preguntas merecen respuestas, así que vale la pena hacer un recorrido somero sobre un proyecto inicialmente conocido como “Barcelona World”, que luego pasó a ser “BCN World”, y ahora a “Hard Rock Entertainment World”.

La implantación de grandes complejos de casinos (y sus fracasos). Un arquetipo muy español

Entre los rasgos comunes que conforman el arquetipo “español” que identifican un pueblo tan pluriétnico, pluricultural y como ahora se lleva, plurinacional, cabría citar su actitud ante ciertos fenómenos de los juegos de azar. Así como se ha constatado en recientes ejemplos traídos al análisis como son los grandes sorteos lotéricos, en particular el Gordo de Navidad, que constituye un verdadero “ritual en el ámbito de la interacción simbólica”[1].  Sin ir más lejos, en Cataluña se ha reproducido un sorteo autonómico similar que es el de la “Grossa” (“la Gorda”) al que solo pueden apostar los catalanes. Una genialidad digna de Valle Inclán. Claro que esto puede enmarcarse, no obstante, en mitos más universales como los de la Diosa Fortuna, la Cornucopia, o más cerca en el tiempo, “El Dorado”.

Una variante de este arquetipo nacional coincide con otro retratado por Berlanga en su afamada “Bienvenido Mr. Marshall”, pues la salpicada geografía española se nutre de ejemplos que no cesan. Proyectos de multimillonarias inversiones en complejos de casinos, a imagen y semejanza de “Las Vegas Nevada”, promocionados a bombo y platillo por los gobernantes de turno de todos los partidos, y que habrían de cristalizar, siguiendo siempre más o menos el mismo guion. A través de contactos más o menos inconfesables, los dirigentes políticos de turno creen haber obtenido promesas inquebrantables por parte de magnates multimillonarios, intentan convencer a sus gobernados de haber conseguido una inversión casi mágica, con la consecuente previsible dinamización de la economía local y la generación de miles de puestos de trabajo. Pero llegado el momento de la verdad (el de financiar el proyecto), los supuestos inversores salen corriendo por donde vinieron. En la película de Berlanga, la comitiva americana pasaba por el pueblo madrileño transmutado en andaluz que les recibía a su paso con banderas y aplausos, sin pararse siquiera a saludar al alcalde.

Ejemplos así están en la mente de todos: El “Reino de Don Quijote”, en Ciudad Real; “Gran Scala” en Aragón; “Eurovegas”, o “Live! Madrid”, en la Comunidad madrileña. En casi todos ellos, los inversores, como en la película de Berlanga, son (norte) americanos. En estos momentos es de viva actualidad en Extremadura, tres cuartos de lo mismo, el Proyecto Elysium City, con 33 casinos ya autorizados (¡algunos menos que en Las Vegas, casi tantos como en Macao!), pero sin un ladrillo a la vista.

En Cataluña, el Proyecto Hard Rock, muy empequeñecido respecto a la faraónica idea inicial, prevé finalmente, además de los correspondientes hoteles y actividades complementarias turísticas, un solo casino, que sería el 5º casino de Cataluña y algo aparatoso en máquinas y mesas de juego, eso sí muy vistoso (por situarse en un enorme edificio en forma de guitarra eléctrica). Asombra la discusión partidista en torno a esta iniciativa particular que no es, ni de lejos, tan importante como se anunció, y que esté tan polarizada hasta el punto de haber sido el revulsivo para convocar nuevas elecciones.

Todo lo dicho puede dar lugar a confusión y conviene desbrozar un poco lo sucedido.

La génesis de Hard Rock Entertainment World. Por qué sigue siendo noticia

La génesis de Hard Rock-BCN World se remonta a la “competencia” que los directivos del Sr Adelson lograron insuflar entre Barcelona y Madrid para la implantación de su quimérico “Eurovegas”; viajando y conectando al más alto nivel con los respectivos máximos dirigentes que, en vez de echarlos a patadas, les agasajaban con toda clase de recepciones y alfombras rojas. Los madrileños recordaremos siempre cómo la presidenta madrileña llegó a invitar a Adelson y a su esposa a comer tortilla de patatas en su propia casa, y este optó por situar su proyecto en Madrid a continuación.

No sabemos si fue por eso o por otra cosa, el hecho es que el President Mas no consiguió Eurovegas para Cataluña, y en vez de asimilar su derrota, tal como es y erre que erre, se puso a buscar alguna alternativa… y apareció el Sr. Bañuelos con su propuesta idílica de Barcelona World…… allá por 2012, en plena crisis económica mundial y española, y coincidiendo con el renacer de los instintos independentistas.

Las hemerotecas han retratado desde entonces, cual vodevil, las numerosas noticias e incidencias relacionadas con los actos preparatorios del concurso, el concurso mismo y el postconcurso, donde se han ido sucediendo los personajes, las denominaciones, los Proyectos (menguantes), las opiniones y los estados de opinión pesimistas u optimistas, y, como no, los chascarrillos.[2] [3]

Doce años después de todo aquello, y mirando hacia atrás, podríamos estar hablando de un capítulo teatral de fracasos, envidias y frustraciones ya cerrado; pero no, como en otros capítulos de la peculiaridad catalana, seguimos con el ahora Hard Rock Entertainment World ante una especie de “historia interminable”, de numerosas derivaciones, puertas falsas, y callejones sin salida. Por último, como un motivo (o excusa), para cerrar esta Legislatura en Cataluña y la causa de la convocatoria de elecciones en el próximo mes de mayo ¿tan importante sigue siendo este Hard Rock Entertainment World para Cataluña?

Los partidos políticos catalanes, la Caixa, los indios Seminolas, y las tasas de juego

Los componentes de este cóctel no parecen ser muy compatibles entre sí, más allá del objetivo económico común, que suele ser el nexo de unión o desunión de todos ellos.

Cuando el Sr. Bañuelos (Grupo Veremonte) apareció con sus recetas mágicas alternativas de Eurovegas, la legislación sobre el juego en Cataluña se encontraba plenamente consolidada y era imposible en la práctica la implantación de su propuesta. Era necesario modificar la Ley.

A la existencia de una limitación legal de instalación de casinos (no se podían autorizar más de los que ya había, y además para un grupo monopolístico desde la época inicial de Convergencia y Unió), se añadía una “imposibilidad económica”: las tasas de juego vigentes para las mesas de casinos, a un tipo superior al 50% de las ganancias de juego en los tramos altos. Nadie en su sano juicio, y menos Bañuelos, podrían rentabilizar un negocio con dichas cargas tributarias.  Siguiendo el mismo guion que en otros casos anteriores, la solución era “fácil”: “cambiaremos la Ley, y autorizaremos nuevos casinos levantando el monopolio; y bajaremos las tasas”.

Pero coexistían otras “imposibilidades básicas”. Y es que la Legislación también prevé la necesidad de un lugar físico donde asentar los casinos, y además que los empresarios acrediten cierta solvencia para hacer realidad las inversiones multimillonarias precisamente el motor de la esperanza. Y Bañuelos no disponía de ninguno de estos requisitos ¿qué hacer entonces?

En este punto sabemos lo que pasó: por su parte, la Generalidad conectó con una de las entidades bancarias catalanas con activos “tóxicos” inmobiliarios (los terrenos) de los que podrían desprenderse sin afectar a sus cuentas de resultados, y apareció Criteria, o sea la Caixa, con una amplia finca todavía rústica en la comarca Vila Seca -Salou, aneja a Port Aventura, de la que era propietaria por adjudicación de un préstamo fallido; y por la suya, el Sr. Bañuelos conectó con empresarios de juego americanos y asiáticos con cierta probada solvencia, pues la suya desde luego no daba para mucho, y así es como se alió con el Grupo Melco (sede matriz en Hong Kong)  y con el Grupo Indio Seminola (Norteamericano), que además de sus originarios casinos en Florida había adquirido el Grupo Rank en Norteamérica y con ellos las patentes de explotación de la línea de negocio de marca Hard Rock.

Con estos mimbres iniciales, varios partidos catalanes tenían posiciones favorables al grandioso proyecto, CIU en aquel momento por ser promotor de la idea; este partido y el PSOE-PSC también, por sus relaciones con la Caixa a la que solventaban un grave problema, y por favorecer a una zona con alcalde de dicho partido (¡de nuevo, los alcaldes!). ERC estaba dubitativo, más bien en contra, como el resto de la izquierda catalana. Se posicionaron claramente en contra los partidos más a la izquierda como la CUP y los Comuns; organizaciones como ATUREM BCN World, (algo así como “paremos BCN World”) y, en general, los antijuego y negacionistas de todo.

Como además se prometió la reducción de las tasas para todos los casinos entonces autorizados, incluyendo los monopolísticos, se aceptó el levantamiento de la limitación de las licencias… y el concurso se puso en marcha.

El pequeño problema “cosmético” de la denominación inicial del Proyecto, que inicialmente se conocía por “Barcelona World”, para unos terrenos que estaban en realidad en Tarragona, fue solventado de una forma sencilla y curiosa introduciendo la expresión “BCN World”.

El largo trámite del concurso

Ah, pero … ¿había que hacer un concurso? … Esta es la pregunta que debieron formularse algunos cuando el proceso se puso en marcha. Claro, esto lo decía la legislación del juego, no se iba a dar una “licencia a dedo” …

Y no solo esto. Según la Ley, debía acreditarse por los concursantes de alguna manera, además de su “solvencia”, la disponibilidad sobre el lugar donde pretendían implantar el complejo de casinos; y además también que el lugar previsto cumpliera las normas de uso urbanístico para implantar negocios de casinos. Ya lo anunciábamos en nuestro premonitorio artículo allá por 2013: “BCN World: el problema del concurso”, el primero en el que nos asomábamos desde el comentario legal a este proceso.

Todo un reto de malabarismos legales, pues fue necesaria una importante modificación de la Ley del Juego en Cataluña; además, una modificación de la Ley del Consorcio Recreativo y Turístico (CRT) de Vila Seca y Salou; también la elaboración de unas normas de concurso que acogieran todos estos condicionamientos de una forma más o menos razonable para los posibles concursantes.

Así pues, el concurso no se pudo iniciar hasta 2014, pero solo en 2016 se pasó a una segunda fase al aprobarse la necesaria modificación urbanística de los terrenos mediante un Plan Director Urbanístico (PDU). Una vez abiertos los trámites del concurso, las expectativas parecían buenas, pues el Sr. Bañuelos consiguió atraer a varios concursantes asociados con él mismo, que también concurrió en solitario, al igual que el Grupo Perelada, titular del monopolio inicial en Cataluña.

Y el diseño consistía en trocear hasta un total de 6 subcomplejos o “slots”, de manera que los esfuerzos inversores se repartían y parecía más asequible la consumación de la idea. Aun así, el Proyecto se empequeñecía bastante respecto a las iniciales promesas faraónicas.

Al poco tiempo se comprobó, ya en la primera fase, que la primera de las condiciones, la solvencia de los promotores, era incumplida por el propio Bañuelos, que desapareció de la escena en ese momento, y los demás iban cayendo por dicho motivo cual fichas de dominó. Por nuestra parte, fue esclarecedor en esta fase el comentario titulado “Casinos menguantes BCN World” evocando la novela “Diez Negritos”, de Agatha Christie representativo de la situación que en aquel momento se estaba produciendo en el concurso.

Por último, solo quedó sosteniendo su posición y único concurrente el Grupo Seminola, en solitario, pues su socio Bañuelos había desistido también de su participación conjunta. Así pues, el proyecto se adjudicó a un único concursante, que era el que quedaba, con el compromiso de desarrollar “un slot”: o sea, un casino con 2 hoteles, además de instalaciones complementarias para gran afluencia de público.

La autorización se adjudicó a la sociedad de los indios seminolas  el 22 de Mayo de 2018 (DOGC de 25 de Mayo). Si la Generalidad hubiera declarado desierto el concurso, les hubiera tenido que indemnizar a continuación, aunque solo por los gastos de presentación del Proyecto.

La adjudicación, el apoyo de la Generalidad al ya Hard Rock Entertainment World, y desgracias posteriores

Después del largo proceso adjudicador, la solución para que los Seminolas no abandonaran como los demás, contemplaba algunas previsiones mutuas.

Por la parte adjudicataria, que los Seminolas no son tontos, se aquilataban al máximo sus riesgos y obligaciones como le permitía el concurso, en esencia solo debía desarrollar en varias fases la inversión, el Proyecto contemplaba un “slot” de desarrollo para un solo casino, y no una multitud de casinos. En estos momentos el Grupo se había especializado en la explotación de la marca y escenografía “Hard Rock”, que contemplan tanto casinos como mega hoteles con la cultura del rock and roll. Esto les cuadraba. Y también depositaron una fianza millonaria, que ahí sigue, además de asumir los gastos ocasionados para acceder al concurso, y es lo que hasta ahora tiene comprometido, hasta que la otra parte, la Generalidad, “cumpla” con sus compromisos.

Por la parte de la Generalidad fue necesario un compromiso de partida doble : primero y principal garantizar la adecuación de los terrenos a dichos usos, o sea, “recalificarlos”  lo que parecía garantizado al estar aprobado “definitivamente” el nuevo Plan Director Urbanístico, que aparentemente permitía, desde ya, la elevación del casino y del hotel e instalaciones complementarias; y más adelante, adquiriendo una posición intermediaria en  la adquisición de los terrenos ante la Caixa cuando los adjudicatarios estuvieron a punto de marcharse, obligación que la Generalidad asumió subrogándose en la opción de compra cuando llegó la hora de la verdad y los Seminolas se curaron en salud pues el PDU estaba recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia catalán.

Si bien en un temprano momento de 2020 la sociedad de los Seminolas amplió el capital para adquirir los terrenos, e incluso el 21/2/2020 el mismo Subconsejero de la Generalidad anunció que se preveía la Compraventa de los terrenos para “dentro de 2 semanas”[4], lo que llegó en realidad fue la pandemia de coronavirus Covid19, y la operación programada se fue al traste. Ya en septiembre de dicho 2020 el Tribunal Superior de Justicia, que había entrado en juego ante la oposición de partidos ecologistas y de izquierda que habían impugnado el Plan Director, dictó sentencia el  29/9/2020 determinando la nulidad del Plan en lo que se refiere al “Polígono 1”, que es el contiguo a una planta química, por los riesgos que esto comporta en el caso de aglomeraciones en esa zona, y que debían asegurarse antes reformulando el dicho Plan. Con tan malas noticias y “mal fario” no es extraño que los indios seminolas quisieran marcharse entonces.

Esta sentencia ha introducido varias interrogantes para la nueva aprobación definitiva del PDU que debe producirse, aunque otras se han despejado mientras tanto, como las investigaciones de la Fiscalía por denuncias de supuesta prevaricación administrativa, que fueron después archivadas; y así nos encontramos el actual atasco, una especie de limbo que algunos malinteresados han llegado a confundir con la “extinción de la licencia” [5].

Por su parte, la Caixa, que tampoco es tonta, prefiere prorrogar sucesivamente la opción de compra, teniendo como tiene el compromiso y garantía del optante a comprar y pagar el precio, que es ahora la Generalidad.

Este compromiso de la Generalidad para entregar estos 120 M€ a la Caixa, a recuperar después de los Seminolas, es lo que finalmente ha motivado que no se aprueben los Presupuestos para 2024, pues uno de los partidos soportadores del Gobierno, los Comunes, se opuso radicalmente a incluir dicha partida en el Presupuesto, exclusión que habría significado la imposibilidad de llevar a cabo la “operación triangular “; en fin, sin haber asegurado la existencia del casino propiamente dicho.

La prórroga correlativa para 2024 de los Presupuestos de 2023 (que por cierto sí fueron aprobados en 2022 con el voto a favor de los Comuns) supone, de carambola, que el compromiso de adquisición puente adquirido por la Generalidad sigue vigente y presupuestado.

¿Terminará algún día esta historia?

Tal y como están las cosas, todo puede pasar, 12 años después de su comienzo. Paradojas del destino, esto se parece mucho a una especie de juego de Azar. Se admiten apuestas a favor y en contra de la definitiva construcción del casino.

Como se observa, a nadie le interesa ser el perdedor de la partida. Para la Generalidad después de los cartuchos que ha quemado, sería un fracaso que los Seminolas se marcharan por cansancio, hastío o por sentencia, e incluso tendría que asumir en tal caso indemnizaciones millonarias; los Seminolas perderían la fianza prestada si se van ahora mismo, y los numerosos gastos ocasionados para estar donde están; la Caixa no podrían patrimonializar los terrenos rústicos, ni recibir el precio pactado; los partidos políticos opositores, tampoco pueden dar su brazo a torcer, pues bajo su lógica política perderían muchos votantes; los Alcaldes, como en la película berlanguiana, perderían la confianza de sus esperanzados vecinos. Los otros casinos en Cataluña nada dicen, pero si Hard Rock no se lleva a cabo, perderían la reducción de las tasas de Juego que tienen asegurada por Ley.

Esto no lo puede resolver ni siquiera un referéndum, aunque alguien ya lo propuso[6].

Buscando símiles en términos de juegos de Azar, estamos en una partida de Poquer, en la que todos con sus cartas alrededor de la mesa se miran fijamente ante la apuesta definitiva, pero ninguno se levanta y se va.

O con una expresión más castiza: nadie quiere romper la baraja.

Carlos Lalanda Fernández

[1] Gómez Yáñez y Lalanda, “Juego y Sociedad” 2023, pg. 30

[2] Una interesante y divertida recopilación de noticias sobre este asunto puede encontrarse en el digital del Diari de Tarragona, bajo la voz “Hard Rock”

[3] Un reciente artículo esclarecedor del Digital Público.es, de 7/3/2024 nos resume muchos de los recovecos y claves de este asunto: “Guia rápida sobre el Hard Rock”

[4] Véase el Diari de Tarragona de 21/2/2020

[5]  Véase noticia del Diari de Tarragona

[6] Véase el Triangle de 19/5/2016

2 Comentarios

  1. Magnífico recuento histórico del trasfondo político y empresarial de los avances y contratiempos sufridos por este proyecto hasta llegar a la situación actual de parálisis por análisis.

    Más que parecerse a un juego de azar, el estado de este proyecto refleja fielmente la situación actual de bloqueo social, de radicalización política y de letargo económico que hay en Cataluña a raíz del independentismo.

    Dudo que este proyecto pueda prosperar mientras la situación política nacional siga secuestrada por fuerzas radicales beneficiadas por una ley electoral que representan a una minoría numérica de votantes. Aquí llevan hundiendo Cataluña desde 2017, y se disponen ahora a dinamitar el la Constitución española.

  2. Muy buen artículo, con resumen de cronología. No he sido capaz de ver en la web de los Seminoles-Hard Rock mención alguna a este proyecto, y considerando los que tiene en marcha (Transformación del casino Mirage y macro complejo de Atenas), podría ser que cuando la Generalitat les de vía libre para empezar el proyecto, la respuesta de Hard Rock sea que ya no les interesa y les pidan devolución del aval + potenciales perjuicios por retrasos.
    Observación adicional: Hard Rock no tiene vocación de inversor en terrenos y/o edificios. Ellos juegan normalmente con franquicias y arrendamientos. Eso no cuadra con lo que se dice por el Parlament de Cataluña

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