Compartir

Ese oscuro y obsceno porvenir

Quien no quiera ver que hay una campaña en Europa contra el juego privado, en la que naturalmente participa nuestro país, es que no quiere ver la realidad. Desde la creación de Euromillones, los señores del Juego Público han ido tejiendo una tela de araña en la que lentamente vamos quedando atrapados. Al igual que al toro se le pone un capote en la cara, mientras se oculta la espada que le ha de matar, el cártel del juego estatal de la Unión Europea está manejando sabiamente los tiempos y los trapos con los que nos han vendado los ojos antes de la ejecución … Sólo así se entiende, por ejemplo, el extraño tratamiento que han dado al fenómeno del juego online. Como una cortina de humo capaz de encabronarnos y distraernos, mientras van implementando sus fechorías regulatorias y promocionales.
Quien no quiera ver que hay una campaña en Europa contra el juego privado, en la que naturalmente participa nuestro país, es que no quiere ver la realidad. Desde la creación de Euromillones, los señores del Juego Público han ido tejiendo una tela de araña en la que lentamente vamos quedando atrapados. Al igual que al toro se le pone un capote en la cara, mientras se oculta la espada que le ha de matar, el cártel del juego estatal de la Unión Europea está manejando sabiamente los tiempos y los trapos con los que nos han vendado los ojos antes de la ejecución … Sólo así se entiende, por ejemplo, el extraño tratamiento que han dado al fenómeno del juego online. Como una cortina de humo capaz de encabronarnos y distraernos, mientras van implementando sus fechorías regulatorias y promocionales.

Euroloteria; Euromillones; Eurojackpot… son los primeros peldaños de una escalera que va marcando el espacio y el tiempo de nuestro exterminio. Da igual los cortafuegos legislativos nacionales o regionales. Es lo mismo la tasa confiscatoria andaluza , las competencias plenas catalanas o el mazazo alemán, porque el mercado del juego y los impulsos que llevan a la gente a jugar, no distinguen intrínsecamente de fronteras físicas o legislativas. El mercado y sus ofertas imponen su ley a unos ciudadanos que ya no saben distinguir el interés general del particular, en el desalentador remedo de la polis griega en la se han convertido nuestras sociedades de convivencia.

En el colmo de la hipocresía, vuelven el mensaje del revés y desde sus televisiones nos dicen que las loterías son nuestras, son de todos… Son negocios alejados de mafias y totalmente transparentes, cuyos beneficios revierten a los ciudadanos… Pero los beneficios, los escandalosos beneficios, sólo alimentan el fuego de la corrupción institucional o la bancaria que viene a ser lo mismo… Decía Bernard Shaw que “ las loterías son el impuesto de los tontos”, pero ya en el Siglo XXI se ha demostrado que en realidad las loterías son el impuesto que nos cobran los listos.

Eurocasinos; Eurobingos; Eurotragaperras; Eurolotos; Euroquinielas; Euroapuestas… con estos nombres o con similares denominaciones iremos viendo nuevos peldaños de esa fatídica escalera de la que hablaba al principio. Nadie parece ser capaz de ponerle freno a la voracidad interestatal y el juego privado, menos que nadie ocupado como está en otros grandes asuntos menores. Desgraciadamente, el tiempo me acabará dando la razón. Y cuando eso suceda, ya será demasiado tarde para buscar soluciones.

Compartir
NOVOMATIC

Dejar comentario

¡Por favor, introduce un comentario!
Por favor, introduce tu nombre

* Campos obligatorios
** Los comentarios deben ser moderados, en muy poco tiempo, serán validados