impuneONCE
Algunas cosas tardan en saberse, pero acaban siendo del dominio público. Algo así les ha comenzado a pasar a los reyezuelos de la ONCE. Están estirando tanto la cuerda contra su propia gente, que la inminente rotura va a dar con todos ellos por el suelo…
Algunas cosas tardan en saberse, pero acaban siendo del dominio público. Algo así les ha comenzado a pasar a los reyezuelos de la ONCE. Están estirando tanto la cuerda contra su propia gente, que la inminente rotura va a dar con todos ellos por el suelo.
Lo que hace diez o quince años podía fácilmente controlarse y neutralizarse a base de grandes campañas de publicidad que mantenían a raya a una prensa sensible y sometida al poder del dinero, hoy ya no hay dios que lo pare ante el colosal desarrollo de la información en Internet.
Y ya ha comenzado a filtrarse a los medios el malestar interno que se está sufriendo en la Organización. En forma anónima pero con la contundencia que dan los datos, estamos sólo a un plis plas de que estalle el gran escándalo.
Por muchos premios a la transparencia que les den y por muchas fotos que se hagan con el Rey o con “la Roja coja “, los directivos de la ONCE deberían tomar nota de “ los brotes verdes” que anuncian el principio del fin de la impunidad.
Todos los grandes escándalos de organizaciones políticas o sociales generalmente se han destapado como consecuencia del hartazgo de sus trabajadores. Casi siempre desde dentro o de la competencia asistida desde dentro… Sin ir más lejos, Filesa tuvo como protagonista denunciador a un contable cabreado… Así todo y sin olvidar la fuerza de Internet desde que destapó las mamadas a Clinton.. Ojo al loro, que no es de plástico.
No contentos con su Memoria Anual, que prometemos “desguazar” en breve, también han tenido el atrevimiento de la impostura de sus Códigos Éticos ( o Fétidos, como les llaman algunos de sus propios destinatarios ) y eso está siendo la gota que acabará desbordando el vaso.
Esto no hay quién lo pare… Ahora sí que a los directivos de la ONCE les va a tocar el verdadero cuponazo.
Todos sospechamos que la obra social de la ONCE es algo marginal y que lo fundamental es el lucro
de sus dirigentes. Si eso es así, y debería ser bastante fácil de comprobar para nuestro Gobierno o la
propia DGOJ, no puede consentirse que mantenga y expanda sus estructuras y sus juegos. Y si España no hace nada, lo hará la Unión Europea donde las voces contra los monopolios y los privilegios fiscales están destinadas, tarde o temprano, a convertirse en leyes.