Obituarios
” Muero, porque no sé cómo vivir “…La grandeza de la Catalunya poética me ha revuelto las aguas turbias de la conciencia…El drama cotidiano de la existencia humana siempre añade un plus de excelencia, en esa extensión de vida que SÍ sabe como debe ser vivida…Salvador Espriu se enciende rojo-alarma en mis noches de la alcoba solitaria…” No lucho más. Te dejo el sepulcro vastísimo que fue tierra de los padres, sueño, sentido.”…Se muere sin saber…y también se muere sabiendo…No hay escapatoria, ni domesticación del azar vital, sino un inmenso cementerio en el que yacen nuestros mejores antepasados, los muchos anhelos, y los pocos proyectos que dieron sentido al paso de los años…
” Muero, porque no sé cómo vivir “…La grandeza de la Catalunya poética me ha revuelto las aguas turbias de la conciencia…El drama cotidiano de la existencia humana siempre añade un plus de excelencia, en esa extensión de vida que SÍ sabe como debe ser vivida…Salvador Espriu se enciende rojo-alarma en mis noches de la alcoba solitaria…” No lucho más. Te dejo el sepulcro vastísimo que fue tierra de los padres, sueño, sentido.”…Se muere sin saber…y también se muere sabiendo…No hay escapatoria, ni domesticación del azar vital, sino un inmenso cementerio en el que yacen nuestros mejores antepasados, los muchos anhelos, y los pocos proyectos que dieron sentido al paso de los años…
Lo pienso estremecido, mientras veo a un joven Joaquín Franco en la televisión de la nostalgia…El éxito se tiñe de dolor a lomos del caballo del tiempo…Él SÍ que sabía cómo vivir, cómo arrancar carcajadas en las praderas lacrimógenas del sinsentido…Era, como es su hermano, un error de la estadística…Así, se nos ha ido también David Bowie y Carlos Sánchez, al que vimos calibrando ruletas con una mano y ofreciendo ocio del bueno con la otra…y Manolo Velazquez, que sembró de caballerosidad deportiva los inmensos páramos sectoriales de las zancadillas programadas…Ay, ay… que duro es NO esperar respuesta alguna de los cielos prometidos…
Un escalofrío de orfandad, una tarea permanentemente inacabada, me exige hoy el balance contable de cuarenta años arrancados al absurdo… Pero no sé qué responder…Todavía ando atribulado por las salvajes cuchilladas de lo inesperado…Me siento con la fragilidad del eslabón sincero, entre un viejo Gremio que no acaba de morir y otro nuevo que no termina de nacer… Sólo pido un poco de tiempo, para escuchar una vez más la voz de los poetas…y disfrutar, del vuelo al campanario, de las cigüeñas sectoriales…Esas, que obstinadamente confundimos con oscuras golondrinas…
Ortega, como a usted le pasó con Joaquín Franco,a mi me sucedió con Carlos Sánchez cuando le vi en televisión. Por mi proximidad con aquel insustituible director del casino de Madrid, le doy las gracias por la mención y le felicito por su participación en el programa y el bellísimo editorial que ha escrito usted hoy.
Don Manuel Valazquez fue uno de esos hombres extraordinarios que llegaron al sector desde otra actividad en la que también habían triunfado. Un gran acierto de Don Eduardo Morales al ficharle como Director Comercial de SEGA y un honor para todos los que compartimos su trabajo. Descanse en paz.
Maravilloso y poético artículo, pero con una gran confusión: no son cigüeñas, sino avestruces las que vuelan a esconder la cabeza en los nidos del campanario. Y eso que biológicamente no saben volar, jajaja
El bueno de Manolo tuvo también otros vínculos con el sector del juego, además de su larga etapa en Sega, ya que su suegro, el entrañable Sr. Arbos, fue socio de Juan Paredes en Petaco, y el propio Manolo tuvo alguna máquina en explotación y un salón de juego en la calle Hermanos Garcia Noblejas. En todo caso su don de gentes y honestidad profesional quedo patente para aquellos que tuvimos el placer de conocerle y tratarle No si en el cielo, pero que al menos esté en un entorno donde pueda descansar en paz y disfrutar de algún que otro regate y asistencia en lo que era un maestro.